Mis amigas siempre me recuerdan el día en el que quisimos entrar a una farmacia y las detuve en la puerta, me agaché y acomodé la alfombra que estaba torcida.
Todos sabíamos de mi trastorno obsesivo compulsivo pero no tardé en escuchar "Sos una loca de mierda"
Tampoco la pavada!